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Pertenecer a la mafia no es fácil, mantener tu lugar mucho menos, atrapar a uno de los lideres más grandes del bajo mundo... es casi imposible. Dasha Morozova solo queria su lugar en el mundo, al lado de quien amaba, sabia los riesgos, creció con ellos, y cuando al fin creyó conseguir a quien queria... la vida le demostró que no todo es un cuento de hadas, más cuando vives rodeada de enemigos, ahora el amor ya no es su prioridad, busca venganza, quiere recuperar lo que por ley es suyo y no le importa a que demonio deba tentar para ello. Lukyan Neizan, sabe que el legado de sus padres pesa sobre sus hombros, el don de ver destellos del futuro es su gran aliado cuando debe cuidar su espalda y destruir enemigos, pero... hay imprevistos que escapan incluso de su don, es asà como el gran mafioso dueño de casi toda rusia y apodado la muerte blanca, despierta un dÃa con la noticia de que tiene un hijo, del cual ni siquiera sabe quién es la madre. Dasha debe atrapar a un mafioso que la ayude en su venganza. Lukyan debe honrar las leyes de su clan y casarse solo con la madre de su hijo. La venganza es un plato que se sirve frio, y atrapar a un mafioso puede hacerte arder mucho antes de conseguir lo que quieres, pero eso Dasha... aun no lo sabe.
El calor que se extendÃa por su cuerpo, era casi insoportable, cada lugar que su boca recorrÃa era atacada por pequeñas corrientes que la hacÃan estremecer, y suspirar, aunque debÃa reconocer que lo que predominaba en aquel lugar eran gemidos, hermosos jadeos de placer que él le provocaba, no obstante estaba un poco aturdida por el alcohol, no podÃa evitar cuestionarse lo que estaba haciendo, si su padre se enterara... no, no queria pensar en ello, ya era demasiado tarde para arrepentirse, el alcohol en su sangre no era el culpable de sus actos, ella solo bebió un poco, lo mÃnimo que necesitaba
para al fin dar el gran paso... entregarse a quien amaba.
Sus manos recorrÃan su amplia espalda, mucho más musculosa de lo que pensó que seria, y su miembro... Dios, estaba segura de que la partirÃa a la mitad.
- Más...más lento por favor. - suplico en voz baja, no por vergüenza, sino porque su garganta estaba seca de tanto gemir.
- Hermosa virgen de cabello negro sabÃa que te encontrarÃa aquÃ, mi bella noche. - era vergonzoso escucharlo hablar de esa manera, e incluso el cambio de tono en su voz, solo la hacÃa excitar aún más, llevándola al orgasmo en más de una ocasión.
Inclusive después de varios dÃas, ella creyó sentir su aroma aun impregnado en su piel; pero lo que para Dasha fue la mejor noche de su vida, para Alek Neizan, pereció ser lo contrario.
El segundo al mando en el clan Neizan, dejo de regalarle sonrisas cada vez que acudÃa a la residencia Morozova, si bien era algo lógico que se mantuvieran alejados, más en presencia del señor Sergei Morozova, padre de Dasha y socio del clan Neizan, la joven no pudo evitar pensar ¿Qué habÃa hecho mal? Ya que ahora en lugar de sonreÃr cada vez que la veÃa, Alek solo achicaba sus ojos y endurecÃa sus labios, como evitando decir algo, e incluso viéndola con un deje de desprecio, hasta que un dÃa solo dejo de acudir, delegando los negocios que los Morozova tenÃan con los Neizan a otro empleado del clan.
- Señorita Morozova, aquà está la ecografÃa, recuerde tratar de alimentarse mejor, si bien el bebé está en perfecto estado, usted está muy delgada, eso podrÃa traer problemas en el parto.
Solo asintió a los dichos del doctor que atendÃa su embarazo y el responsable de que al fin saliera de la nebulosa de recuerdos que tenÃa en su mente y su corazón.
¿Cuándo comenzó a caer ante las miradas furtivas de Alek Neizan? No lo recordaba, solo sabÃa que habÃa aguardado por él, ese amor platónico que dejo de ser solo un sueño apenas cumplió 18 años, como una niebla se acercó a ella y como una niebla la cubrió, envolvió su ser y corazón con palabras bellas y promesas de amor.
- No sé si creer en ti, eres un mafioso. - dijo una tarde entre las rosas del jardÃn, lejos de la vista de su padre Sergei.
- Soy un Neizan, Dasha, mi palabra vale más que mi vida, y te doy mi palabra de que tú serás mi esposa, solo debes esperar por mÃ.
- ¿Esperar aún más? - se quejó aun sin quererlo y solo consiguió que Alek supiera por su boca que desde hacÃa mucho tiempo que ella se guardaba solo para él.
- Entonces tú también me deseas. - aseguro con una sonrisa que la ponÃa a temblar, era inútil negar lo que ambos sabÃan, ella lo amaba.
- Como no lo imaginas. - susurro rendida y sus mejillas se cubrieron de rosa.
- Solo espera un poco más, el jefe vio que pronto será abuelo. - las palabras de Alek la hicieron fruncir las cejas, sin lograr comprender que tenÃa que ver una cosa con otra.
- No comprendo que tiene que ver que la muerte blanca sea padre. - dijo lo que pensaba, sabÃa que el próximo lÃder del clan poseÃa un nombre, pero pocos lo conocÃan, siempre se lo nombraba joven Neizan o la muerte blanca, solo sus más allegados lo llamaban por su nombre.
- Tiene que ver, porque nuestro clan poseer leyes, prometo explicarte cada una de ellas cuando seas mi esposa, por ahora solo debes saber que hasta que el próximo lÃder no sea padre, nadie de la familia Neizan puede procrear.
- Pero podemos casarnos... - apelo a la lógica, pero fue interrumpida por una sonrisa coqueta del castaño.
- ¿Es que no lo entiendes? - cuestiono a un centÃmetro de sus gruesos labios. - El dÃa que seas mi esposa, tomare tu corazón, tu alma, tu cuerpo y el fruto de este. - fue como un juramento que el castaño sello con un beso.
Pero solo fueron palabras, pues menos de una semana habÃa pasado, cuando la cito en aquel casino hotel, tomo su virginidad, algo que lo hizo amarlo aún más, no el hecho de que poseyera su cuerpo, sino cada cosa que hizo, la habitación en penumbras, los pétalos que la guiaban a una gran cama, la delicadeza al desvestirla, aunque luego todo aquello se desvaneció cuando al fin se hundió en ella, pero debÃa reconocer que fue lo mejor, hasta que la mañana siguiente despertó sola y luego vino todo lo demás, el cambio del castaño con ella, su nula comunicación y el estrés estaba causando estragos en la joven de 18 años, pues cada dÃa se le hacÃa más difÃcil ocultar su embarazo, si solo fuera ella y su padre, quizás tendrÃa una oportunidad, pero con su madrastra y su veneno, era vivir en el infierno o mejor dicho, caminar sobre una cuerda floja, de la cual caerÃa ante el mÃnimo paso mal dado.
Salió del hospital y quedo de pie, bajo uno de los árboles, tenÃa calor, el verano estaba comenzado y ya no sabrÃa que escusa darÃa cuando su padre le preguntara porque usaba esos amplios suéter con las altas temperaturas que azotaban a Rusia gracias al cambio climático, solo le quedaba rezar por dos cosas, primero que Alek asistiera a su cita, no era algo que se pudiera tratar por mensaje de texto, pero ante el rechazo de sus llamadas, Dasha opto por contarle las consecuencias de aquella maravillosa noche de hace 7 meses atrás y esperar a que el castaño fuera por ella al hospital, y la segunda cosa por la que pedirÃa... era que su hermanastra regresara de su viaje de estudio, uno que se habÃa extendido más de la cuenta, Harum, era la única amiga y aliada que tenÃa en su entorno más cercano y necesitaba de ella y sus consejos.
- Dasha. - pego un brinco del mismo susto, como aquella noche donde entrego su virginidad, la voz de Alek era distinta, aunque ahora era acerada y no cálida.
- Alek, si viniste. - susurro con una sonrisa, aunque le dolió ver el rostro serio y quizás molesto del castaño.
- ¿Cómo no hacerlo, cuando escribes tal estupidez? - sus ojos, esos que siempre la vieron con amor, ahora la observaban con desprecio.
- ¿Estupidez? Estoy embarazada de ti...
- No. - para la niebla, no fue necesario gritar, solo dio un paso al frente, y sus ojos carente de vida se encargaron del resto, asustar a Dasha hasta hacerla retroceder. - No vuelvas a decir eso. - el castaño suspiro con cansancio y solo por un segundo la vio como antes, cuando le prometÃa el cielo y las estrellas, pero solo fue un segundo. - Mira Dasha... yo... no sé qué paso esa noche...
- ¿Cómo que no lo sabes? ¿Cómo puedes negar eso? Salimos juntos del hotel... - la joven apretó sus puños, mientras sus lágrimas comenzaban a acumularse en sus celestes ojos. - Sé que tienes miedo de ser padre antes que la muerte blanca, pero...
- Si ese niño fuera mÃo, no me importarÃa enfrentarme a mi primo o incluso dejar el clan, pero no lo es Dasha. - el cuerpo de la joven comenzó a temblar, no tenÃa frio, tampoco era ira, lo que la hacÃa temblar como una hoja a punto de caer era el miedo, porque en los ojos de Alek veÃa honestidad y dolor.
- ¿Qué? - susurro incapaz de querer comprender nada.
- Yo no estaba en Rusia esa noche... no sé qué paso, solo sé que enviaron un mensaje de que fuera por ti a ese lugar y cuando te vi... cuando me agradeciste por esa noche tan especial. - Alek apretaba sus puños, sus nudillos blancos dejaban en claro que se sentÃa en el mismo infierno. - No tuve corazón para decirte que dormiste con un hombre que no era yo. - Dasha estaba sin palabras, solo podÃa negar con la cabeza, al tiempo que sus lágrimas caÃan y trataba de recordar algo, un indicio que le haga comprender lo que Alek decÃa, pero solo logro recordar que no vio su rostro, solo una silueta, y que escucho una voz que ella creyó que estaba distorsionada por el placer y que ahora comprendÃa que en realidad esa no era la voz de Alek.
- No puede ser.
- Lo es Dasha y lo lamento, yo no puedo ayudarte.
- Pero... - las palabras de Alek se mezclaban en su mente, acorralándola a un precipicio del cual caerÃa cuando su padre supiera la verdad.
- Mejor regresa a tu casa y habla con Harum, ella es buena y te ayudara, yo no puedo hacer nada por ti. - el castaño giro sobre sus talones y Dasha sujeto su brazo, un último arrebato de valentÃa.
- ¿Ese era el amor que me jurabas? No es tuyo, pero es mÃo, ¿acaso mi padre no ama a Harum como suya? Tú puedes...
- El clan Neizan tiene reglas... y tú ya no aplicas a ellas, ya no eres pura.
Dasha libero el brazo de Alek, como si el joven mafioso de 25 años fuera lava, como si con aquella frase le hubiera arrancado el corazón, pero, aun asÃ, ella continuara viviendo, condenándola a seguir sufriendo.
En silencio lo observo alejarse, y en silencio llevo sus ojos al cielo, ¿Cómo fue tan estúpida? ¿Cómo no pudo reconocer al hombre que durante años habÃa observado en silencio? ¿Qué harÃa ahora? Su mano aun temblaba cuando la llevo sobre su vientre y como si recibiera una señal divina, su bebé se movió; ella lo habÃa dicho, no era de Alek, pero era suyo, no cargaba rencor contra ese ser, no fue concedido a la fuerza, solo fue su error, la vergüenza de entregarse a alguien por primera vez, fue lo que la llevo a dejar la habitación en penumbras, y un desconocido que solo ayudo en su condena, pero si debÃa ser franca, era una dulce condena, pudiera ser que perdiera todo, su padre la expulsarÃa del clan Morozova, pero aun asÃ, ella ya no estarÃa sola.
- Era mÃa por ley, yo la vi primero, por ella adopte mi forma humana y solo por ella ardo en mil formas diferentes. No pertenece a los hijos de la luna. Ella es la elegida, la única que puede controlar a este Fénix, el primogénito del dios sol, el más antiguo, mi nombre es Nuriel, fuego de dios y ella es mi destino. - Me debo a los bosques vÃrgenes, a las cumbres nevadas, al momento efÃmero. Soy uno de los tantos descendientes del dios sol, dador de vida, hijo de un elfo y un hada. Mi deber es cuidar al más débil, a quien no puede defenderse. ¿Quién dirÃa que escucharÃa su voz y mi existencia dejarÃa de tener sentido? Me he convertido en su esclavo por solo escuchar el latir de su corazón. Ella es mÃa, soy IkigaÃ, el camino que realizas para conocerte y yo le mostrare que quedarse conmigo es su mejor opción. - Somos hijos de la luna, se nos ordenó cuidarla como castigo y asà lo hicimos, porque ya no tenÃamos nada en nuestra existencia a lo que aferrarnos. Somos rechazados y aun asà no deseamos morir, queremos amar y ser amados, por lo que aceptamos el pedido de la luna cambiante Aysel, con la promesa de que nos darÃa una nueva compañera, si conseguÃamos su perdón, no estaba en nuestros planes enamorarnos, pero tampoco lo quisimos evitar. Somos hijos de la luna y la hemos reclamado como nuestra, le guste a quien le guste. - Estoy segura de que cuando mi madre escogió mi nombre no pensó que tan bien me quedarÃa, soy Kalila, que significa la más querida, eso estarÃa bien, si no fuera porque me encuentro en medio de cinco seres sobre naturales, uno más peligroso que el otro, dos son hijos del dios sol, tres son hijos de la diosa luna y en medio yo, una simple humana con alma de cazadora. Soy Kalila y esta es mi historia.
La familia Zhao era la dueña indiscutible de casi todo el oriente, su clan, el tigre blanco, manejaba todo dentro del paÃs, aunque no siempre fue asÃ, antes, casi 20 años atrás, existió otro clan igual de poderoso, el dragón rojo, pero dicho clan encontró su fin por ir tras lo prohibido, ahora la suerte le sonreÃa al tigre blanco o al menos eso pensaban, hasta que su lÃder, Loan Zhao, decidió que era tiempo de retirarse y acudió a los monjes para que vieran su tatuaje, ese que los más ancianos le hacen en la espalda cuando asumen como lÃder y que solo puede ser descifrado, cuando se retiran de su lugar, y asà pudieran decir cuál de sus hijos seria la nueva cabeza del tigre. Lo que menos espero escuchar, era que el futuro de sus hijos estarÃa regido por amores prohibidos, esos que pueden llegar a matarte, por destino o casualidad, el pasado se unirÃa con el presente, dejando solo dos caminos, la unión con familias poderosas a través de lazos indestructibles, o el dolor y la agonÃa de arder en amores prohibidos.
Mi nombre es princesa Antara primera del reino Kael, o al menos ese era mi nombre, pero cuando el reino de las brujas cayó, mi vida cambio, pase de vestir sedas y ser adornada con oro, a ser cubierta con harapos y lodo, una vagabunda mendigando en las calles del reino de Joako, los lobos son crueles con los extraños, pero entre todos ellos, creà tener una posibilidad de vivir, fingiendo ser una simple humana, el Duque White sufrÃa por la pérdida de su hija y me acogió como remplazo, no fue fácil, pero pensé que habÃa logrado al menos ganarme su cariño, pero luego entendà que no podÃa dar nada por sentado, comprendà que si no queria regresar a las calles, solo me quedaba una opción, atrapar al futuro rey Alpha, cualquiera dirÃa que serÃa fácil salir embarazada de semejante hombre, claro que teniendo en cuenta lo loco que ese bastardo esta, lo genial seria salir viva luego de estar con él.
Si amas a alguien déjalo ir, si vuelve es porque es tuyo, sino nunca lo fue, al menos eso se dice, el problema es cuando alguien que nunca fue tuyo, regresa a tu vida, despertando demonios que creÃas enterrados. El gran empresario Mateo Zabet coloco una muralla entre ellos en su adolescencia, respetando que la joven que amaba tenÃa novio, casi dos décadas han pasado desde que la vio por última vez, hoy frente a él está el amor de su vida ¿feliz mente casada? — Esto no está bien, estoy casada y tengo hijos y... — susurra con voz temblorosa. — Esto es lo único que está bien Elizabeth, siempre fuiste tú, mi amor, mi vida, mi todo y no sabes cuanto odio no habértelo dicho antes. — reconoció tomando sus labios con verdadera pasión. gratis hasta finalización.
Mi vida fue un calvario, un mal cuento, aun asÃ, me aferre a lo único que me daba esperanzas, mi compañero, no me importaba de que especie fuera, solo queria que me encuentre, y tener al fin un poco de felicidad, pero claro que nunca nada sucede como deseo. Ahora se supone que mi vida cambio, incluso hasta mi nombre, pero, sin embargo, el dolor permanece, se supone que debÃa cuidarme, amarme y respetarme, era mi Alpha después de todo, pero resultó ser un maldito, y lo peor, es que me embarazo, estoy embarazada del maldito Alpha, y ya no sé qué hacer con mi vida, ni siquiera sé si tengo una. 
Cuatro mujeres que fueron asesinadas por los hombres que amaban un mismo dÃa, a la misma hora, en diferentes lugares del mundo. Pero el universo les tenÃa preparada una grata sorpresa, darles la oportunidad de renacer de los elementos, agua, tierra, aire, fuego, según como fueron asesinadas, en una nueva vida donde son elegidas para convertirse en hadas. Luego de estar en un complejo donde les enseñan a controlar sus poderes, son enviadas al cumplir 18 años a modo de última prueba a ayudar a cuatro hermanos que son responsables de un gran imperio empresarial, ellas creen que su misión es convertirlos en personas de bien, ya que estos hombres cargan con sus demonios personales, sin embargo, la última prueba es no enamorarse y asà poder obtener sus alas y la vida eterna. ¿Podrán lograrlo? ¿O sus corazones volverán a latir por amor? ¿Podrán superar el dolor y la furia que les causó ser traicionadas por sus parejas, amigos y familia en sus vidas pasadas? ¿O desquitaran su ira en los hermanos Romanov? ¿Estos hermanos podrán jurarles amor eterno o están jugando con ellas? ¿Obtendrán sus venganzas, cuando el destino las ponga frente a sus homicidas? ¿Los enfrentarán ellas o los cuatro hermanos a los que han hechizado con su belleza? ¿Podrá más el amor o el sufrimiento? "Si un hombre espera que la mujer sea un ángel en su vida primero debe crear un cielo para ella. Los ángeles no viven en el infierno."
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