Todos somos ángeles hasta que nos cortan las alas. A Lailah le bastó una noche, para que su vida diera un giro de 180°. Pasó de una vida rutinaria y llena de una tristeza apabullante, a ser secuestrada y metida en una de las redes de tráfico más grandes del mundo, un año soportando dolor, muerte y maltratos. Sin embargo quizás aparezca un "ser de luz" que la saque del infierno del Diablo, pero quizás y solo quizás, le cree uno propio, ¿sobrevivira a ello?.
¿Alguna vez te has sentido perdido?:
Como si, incluso intentar arreglar y enderezar el camino que cruzas, este simplemente no coopera, como si la brújula apuntara hacia el norte, y aún sabiendo que no es por ahí, que es imposible que llegues a un lugar seguro en esa dirección, aún así tomas la decisión de siguirla, porque quizás sea la única que te mantenga con vida.
¿Lo has sentido?.
El frío de la desolación calandote en los huesos, y la esperanza volviendose cada vez una llama más pequeña, una que en el próximo suspiro puede que tú mismo la apagues.
La desolación golpeándote la maldita puerta a tu alama, y los errores abrazando el cuerpo que de tanto dolor ya repudias y quieres dejar atrás, como si fuera un contenedor asqueroso que necesita ser desechado.
¿Lo has sentido?
El deseo de que el sol caliente tu piel, y al mismo tiempo que la lluvia te hiele junto al viento hasta morir, porque ambas sensaciones te recordarán que estas vivo.
¿Lo has sentido?
El deseo de querer ver morir a alguien pero al mismo tiempo no, porque es quien te mantiene con vida, que es la persona que te mantiene cautivo, que te sacó del pozo fangozo y oscuro en que te encontrabas, y aun así, no es tu salvador, sino, solo otro verdugo.
¿Alguna vez has caminado por un corredor vestida en lencería negra y completamente maquillada como la mejor obra de arte, con un cuchillo en mano, ensangrentado, goteante...con los ojos empapados en lágrimas?.
¿Lo has hecho?
Porque yo sí.
Y quizás solo sea otra mala decisión que cargaré en mi ya espalda llena de cicatrices.
Ya no soy esa persona, quien me vea sabrá que he cambiado, solo me he convertido en un cuerpo vacío, en una muñeca tan rota que respira por orden de un hombre que jura haberla salvado del infierno...
Cuando solo le ha creado uno propio.
Una noche, una maldita noche bastó para que una salida de amigos, terminara con la muerte de uno, la desaparición de otro y la inminente culpa del sobreviviente.
Donald Evans, es un CEO billonario, que sustituye a su hermano en la trasnacional que dirige. No obstante, sus hermanas pretenden obligarlo, a contraer nupcias con una de sus amigas. Él, indomable y rebelde se niega a cumplir sus exigencias. En vista de esta situación y para castigar a sus hermanas, decide contraer matrimonio con una joven humilde, pobre, a quien protege, Yves Johnson, de padre desconocido y huérfana de madre, quien se enamoró perdidamente de él. Esta al poco de tiempo de casada se entera de los verdaderos motivos por los que él se casó con ella, en consecuencia, decide huir sin dejar rastros, llevando en su vientre a su heredero.
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Joelle pensó que podría cambiar el corazón de Adrian después de tres años de matrimonio, pero cuando se dio cuenta de que ya pertenecía a otra mujer, ya era demasiado tarde. "Dame un bebé y te liberaré". Sin embargo, el día en que Joelle se puso de parto, Adrian viajaba con su amante en su jet privado. "No me importa a quién ames. Ahora ya he pagado lo que te debo. A partir de ahora, no tenemos nada que ver el uno con el otro". No mucho después de que Joelle se fuera, Adrian se encontró suplicando de rodillas: "Por favor, vuelve conmigo".
¿Qué esperas de tu cumpleaños? ¿Dinero? ¿Joyería? ¿U otras cosas? Lo que sea, pero por lo menos debe ser un día maravilloso. Lola Li, una mujer linda, encantadora e inteligente, graduada en la comunicación audiovisual a una edad muy temprana. Todo el mundo pensaba que Lola tendría un futuro muy prometedor pero las cosas no salieron como se esperaba. Su fiesta de cumpleaños de 22 años fue una pesadilla para ella. Cuando terminó su fiesta de cumpleaños, su mejor amiga la traicionó, su novio la abandonó y su familia se arruinó por completo. Cuando se despertó al día siguiente, Lola se encontraba tumbada en la cama de una habitación de hotel. Con el corazón acelerado, solo podía recordar vagamente a un hombre extraño con el que estaba anoche. ¿Había venido para salvarla? O, ¿era un demonio que lo estaba persiguiendo?
Rashid es un hombre adinerado que pensaba tenerlo todo y conseguir lo que fuera sin ningún problema. Hasta que un día la conoció, Victoria, una chica diferente, tan decidida y llena de peculiaridades. Él había comprado su virginidad y le había propuesto que fuera la madre de su hijo, ella había aceptado, sin saber que esa decisión cambiaría su vida para siempre. ¿Podrá Victoria seguir el contrato al pie de la letra sin enamorarse? ¿Logrará Rashid seguir a su lado sin entregar el corazón y la emoción, aunque no crea en el amor?
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".