, que lo escuchó quejarse de dolor durante todo el camin
nterior no desprendiera la piel de su amiguito por completo, y ahora que ya por fin estaba en s
te sangrienta y aterradora, dónde su músculo más querido estaría todo espichado, con moretones o tal vez hasta sangran
uctor, que era una de las partes más preciadas de su cuerpo. No consentía la probabilidad de que no pudiera volver
cuarto, seguido de su mejor amigo, que decidió
", (como solía llamar a su adorado amiguito que vivía entre sus piernas), no se hubiera desnucado con e
pecho, exhalando el aire que había retenido en los pulmones por el miedo de que al respirar con no
cariñosamente a sus testículos), percatándose de que solamente se veían un poco enrojecidas, más
ranquilo porque su garrote y las gemelas, a pesar de haber sufrido semejante atentado, habían logrado sobrevivir
Paul, girando el rostro noventa g
ía su televisor de ochenta y cinco pulgadas con el c
-se despidió Paul, ofreciéndole su puño para que hicieran ese típico sa
ias,
televisor con desánimo, solo para apagarlo nuevamente
s y su cuerpo en general, le pedían un descanso, así que se incorporó sentándose en la cama para quitarse la camisa, quedándose en calzoncillos. Se metió bajo las cobijas, a
pichaba a su amiguito agonizante con su... su... su "peso"..., vino de nuevo a su mente, causándole una nuev
en voz alta abriendo los ojos para tratar de disipar ese feo recuerdo-. Afortu
nuevo y cayó en
cesante sonido de su teléfono celular. Lo tomó como pudo de la mesa de
juntas de la empresa en dos horas, porque tendrían una reunión con la gerente de la empresa aliada "Textiles Sol" y su
para ir directo a la ducha. Se vistió con un traje color gris hecho a la medida y sa
de morir por un infarto, al ver a la causante del dolor en su entrepierna, sentada en la mesa
ღ
nmediato y adoptó una postura rígida sin poder despegar sus ojos del par de c
los salvó de ese momento tan incómodo, cuan
de Victoria Salazar, la gerente de Textil
tías -la saludó el muñeco de porcel
e segundos sin poder reacciona
onfecciones más importante del país y ocupaba el puesto número uno en la lista de moda; a la que su empresa
avemente la mano de ese chico, que la miraba ocultando
o que se volvió de piedra inmediatamente, viéndolo darse la vu
a que se sentó en su lugar,
iosa tía y el señor Frank Matías, que ni siquiera se había inmutado ante la fea intención de su hijo, fingiendo que no lo había e
alidad; por lo tanto, para poder llevar a cabo la distribución de nuestra marca, ellos deben aliarse también con Textiles Sol. Nos propusieron unir las dos empresas en una sola para que trabajemos en conjunto, prometiéndonos llegar a todas partes del mundo en un periodo de tiempo muy breve; sin embargo, no están dispuestos
ptó enseguida el mensaje, ya que vio cómo sus ojos caramelo se abrieron como platos y se removió incómodo en su asiento. Lo vio dirigir su mirada hacia ella, encontrando d
dos, Jimmy, señorita Salomé... deben fi