ía Victoria, le dio la agria y funesta noticia que la hizo perder la estabilidad de sus
ió la misma suerte, al terminar estampado contra el duro suel
ueña línea de espacio entre sus labios; ni siquiera parpadeaba, y el único movimiento que se
ndido en su teléfono por accidente, la sacó de su trance, llamándo
levantara de golpe y quedara sentada en la cama, para lu
ntestar una vez que se p
Victoria casi le rompe el tímpano derecho,
sorda, por lo que tuvo que introducir la punta de su dedo meñique y agitarlo varias vece
ordando claramente las palabras que c
no de burla con el que Victoria le hizo ese cuestionamiento, la llevó a hacer un m
ñequito de porcelana no e
so. -La soberbia con la que hablaba victoria, sobresalía por encima de los buenos modales, de los que siempre hacía alarde, y a Salomé no le quedó de otra que escupir unos cuantos insultos mudos h
tó en el blando colchón varias veces, antes de caer
taba los puños, hasta que sus nudillos se pusieron blancos y las marcas de
armario qué ponerse para irse a v
er matrimonio con ese niño bonito, iba a perder su libertad y volverse una sumisa, estaba muy equivocada, porque pa
fenderse, incluso de su propia tía. Mientras sus padres estaban vivos, había aparentado amarla como si fuera su segunda madre, pero ella nunca s
diario, para luego llamar a uno de sus guardaespaldas, y pedirle que
que ellas querrían correr a socorrerla de inmediato y no le convenía que la buscaran en la que serí
tropas de soldados armados con ametralladoras y lanza granadas, así que se reservó las ganas de tener el a
ღ
abía evacuado su vejiga por lo menos unas veinte veces, desde que su padre lo llamó
la mismísima reina de Inglaterra; cuando lo pensó de esa forma, no pudo evitar las arcadas que le provocó haber comparado a Salomé con una reina. Ella era un gorila feroz que estaba atra
do esa sensación de zozobra tan intensa, ni siquiera cuando, siendo tan solo un niño de catorc
se pensado que no traía ropa interior. Esa era la primera vez que había visto algo de ese tipo, y para deshacerse del bochorno que sentía, optó por escribirle un mensaje, diciéndole lo bonitas que se veían sus nalgas debajo de esa falda; sin embargo, no supo en qué momento presionó el botón de enviar y se enteró
ándolo de sus recuerdos y se levantó del mueble, mordiéndose la uña del
oso y que incluso le daba igual tener que
a que ella no era una simple mujer, que no era como todas las demás. Salomé estaba loca y podía ser muy peligros
cuchó saludar a la versión femenina de King Kong, lo su
a que quedaba en él, buscando humectar su garganta seca, la cual inmediatamente se sintió carrasposa cuando la vio
nueva esposa, que ni siquiera se tomó la moles
ás, por favor -le dijo a su nana, quien s
ió la mujer con una sonrisa maternal en su rostro-, pero pr
no había caído en cuent
ndrá que dormir e
escalones de la amplia escalera. Por un momento, sus miradas se encontraron cuando Salomé giró
o cada una, y tuvo que correr al baño del primer piso antes de subir hacia su cuarto, pero cua
ner respuesta, así que volvió a tocar un poco más fue
a, y sus cejas se elev
ce en mi
immy M
mer par de segundos, hasta que la puerta de su habitaci
guntó haciendo énfasis en el tono
ondió, queriendo mostrar
e notó confundida también, pero enseg
s tu cuarto,
uida se puso de un tono rojo intenso, y sus oj
ue estás desvariando -respondió sin apartar sus iris caramelo de aquellos oj
-Con sus ojos oscuros le taladró el rostro, y las líneas que se formaron en su frente eran la última señal de
o, esbozó una sonrisa de burla cuando pasó por su mente
te lo permito, mañana veremos qué sucede... ¡CUCARRÓN SALVAJE! -advirtió antes de guiñarle un ojo y