, siguieron su camino por separado sin decirse una sola
portiva, porque iría al gimnasio de su propia casa para
s acontecimientos como un par de vecinas chismosas, pero así eran ellos; desde pequeños siemp
ero algo en su interior lo impulsaba a hablar de ella; quería contarle todo lo que l
nico cuando lo fulminaba con la mirada; con esas frases amenazantes que le escupía, lo hacía querer irse a un retiro es
an mucho al mencionarla y parecían adquirir un brillo que el rubio jamás había visto en él, pero no sabía si esa luminosidad era por m
errado en el cuarto de juegos abandonado, y lo había acorralado contra la mesa
rugando el entrecejo ante la pregu
dos sus sentidos, que empezaron a revivir, haciéndole recordar el toque de su mano en la suya, el movimiento de sus labios al hablarle con dureza, la profundidad de esos ojos negros que penetraban hasta el fondo
ance dando un respingo-. ¿En qué carajo pensabas? -cuestionó achicando los ojos, pretend
mpleto misterio, ¿puedes creer que sus b
pantis de una chica? -indagó Paul con sospecha, sabiendo
ricación de nuestra ropa de marca que es la mejor de todo el continente, ¿cómo es posib
a que fabrica tu empresa; en realidad no veo cuál es tu
, al ser una mujer con semejante carácter tan imponente. Por eso se sentía frustrado de no saber todo de ella, de que hubiera una burbuja de cristal cubriéndola para que no pudiera enterarse de todos sus secreto
ღ
a casa y Salomé bajó las escaleras corriendo para r
había sido posible que cruzaran el portón principa
compañadas de dos hombres que las cubrían con su cuerpo, mi
o usted sabe, debemos proteger la seguridad del señor Jimmy y la
as, pero no matan ni a una mosca, así que pueden dejarlas entrar -explicó, y el par de hom
ncia, pero justo en ese momento, Jimmy estaba saliendo
no se secaba el sudor de la cara y el pecho con
n una vista exquisita de músculos pectorales y abdominales iluminados por el sudor, y unos brazos atléticos con bíceps y tríceps perfectos. La mandíbul
as escaleras arriba, jalándolas a las dos de los codos, hasta que el par de hom
portamiento imprudente de las gemelas, una vez que estuviero
tán guapísimos los dos! -habló Sa
entes?! -las regañó nuevamente, fulminándolas a amb
, que tú también escurriste la baba cuando los viste, o más bien, ¡cuando LO VISTE! -Saray era muy observadora, y aunque pareciera que en el momento que ese par de hombres a
que Jimmy era quien se hab
veía, no podía quitarle los ojos de encima, y se vio a sí misma, abriendo la boca inconscientemente cuando lo vio en ese est
ocurre a
con Jimmy. Eso la hizo sentir tan mal, que tuvo que irse a su casa más temprano de lo normal y llevaba casi un mes sin tener un encuent
se asomaron subiendo las escaleras y Salomé, al verlos, empujó a sus amigas de una patada en el trasero para qu
ran ni tan grandes para ser extravagantes, ni tan flacos para no despertar deseos obscenos; eran simplemente perfectos ante los o
rtarlo de nuestros sueños húmedos -le insistió Sayda, mientras Saray todavía cerr
, resaltando el primer rasgo que se le
amos a fijarnos en el color de sus ojos? -objetó Sayda con certeza, mi
hizo un mohín a su amiga
identificara por eso y no por el tamaño del bulto que se formó en su suda
a con atención para ver su reacción, mientras Saray asentía dándole la razón en silencio, pero Salomé se mantuv
.. No lo sabía, pero de lo que sí estaba segura, era que ellas tenían una pizca de razón, porque desde q
po si es un completo idiota q
activo de ese muñeco de porcelana; sin embargo, no pudo evitar contarles la pesadilla por la que estaba pasando al ser víctima de r
las dos consideraban que era una maldita afortunada por estar casada con semejante bombón tan delicioso para la vista, y
ría ser cierto eso de que cada situación debería considerarse como una oportunidad,