justa y noble, solo la hicieron sufrir. Es por ello que ha decidido seguir el camino ya tomado y no dar cabida a es
ia asignado para cuidarla, el
a desafiante a los ojos. Esta actitud no pasa desapercibida por Atom, el cual no deja de sentirse impre
er que le pudiese hacer frente a Baltia. Dime quién eres, aunque creo adi
resistentes que las nuestras. Dime de qué metal están forjadas. La
saber lo que puedo hacer con esa espa
os en una jovencita. Tu atrevimiento me acaba d
nos llevas prisioneros? ¿Por qué
siguen con vida, pero te aseguro que no será por mucho tie
espectáculos en mi arena. Allí lucharás contra Baltia y te conceder
teme luchar contra ti. Si te venz
insolente. Yo no te mataré, eso lo hará Balti
onera, el gigante decide no insistir más y simplemente se limita a contemplarla detenidamente de pies a cabeza, desnudándola con los ojos; provocando que la hermosa jovencita s
par
inesperada reacción de su ejército, se ha posicionado en la proa haciendo visible su presencia, para así tranquiliz
la población. No obstante, estos se encuentran acostumbrados a tal situación; por lo que siguen a Sargón, sin darle mayor importancia a
y yo les voy a hablar con la verdad. ¡Si se deciden por luchar a nuestro lado, es probable que muchos de ustedes no regresen a s
mullo, pero ninguno se atreve a tomar la pal
ramos a los sumerios a esta guerra. Y..., lo más importante que he aprendido en este tiempo al lado de estos guerreros, es que ¡la lealtad se encuentra por encima de todo! Por lo tanto, ¡como soberano, pongo m
nada, provocando que el silencio por unos instantes sea ang
arcos acadios y sumerios similares a los nuestros. Poseemos nuevas y mejores armas, las cuales les enseñaremos
ra manifestándole su alivio, puesto que había sentido que las palabras de la guerrera no fueron las más "convincentes". Gera, quien lo conoce mejor que nadie, le adivi
a realizar. Al siguiente día y navegando en una sola nave, deciden partir rumbo a Sumer, dejando el otro navío con solamente un tercio
s llegadas con ellos. Legionarios y sumerios, luego de un largo viaje, arriban a las proximidades de Sumer. Heracles, al divisar a lo lejos el muelle, empieza a sentirse emocionado. Y no
oa, el rostro de Tiseo empieza a dibujar una sonrisa. Leyda también sonríe, aunque esta lo hace porque ve regresar a Alfenón y a Gera, pues no sabe quiénes son aquellos extraños forasteros que los acompañan. La madre de Le
ncertada siguiendo a su madre, aunque la inesper
ompañándola para ambas alejarse del muelle. Uno a uno, empiezan
ía a ver! -exclama con alegría el líder legionario, mientr
abrazo de los dos gigantes, los cuales, aunque no son herman
amás regresaste para visitar
ciones. Ahora debemos reunirnos de inmediato -
n par de enormes guardaespaldas. Ya en el interior del palacio, Heracles no pu
nde está? ¿Vive a
madre y a mí?! -responde desde la entrada la hermosa jovencita, c
re. Se encuentra al tanto de cuáles fueron las circunstancias en aquel tiempo. También comprende la función que tiene Heracles, por lo que sabe que este se encuentra allí de ma
uiera un abrazo de padre me vas a b
én en este momento comprende a Zeum a cabalidad, cuando este se entregó para salvarlo. También entiende la desesperación que tuvo Alfenón, la cual casi lo llevó a la muerte
ellos es considerada como una debilidad. Tiseo, por su parte, contempla la escena y sonríe para sus adentros. S
scate de Dayanna y Apolinum ¿sí? Heracles reacciona y entiende que la muchacha tiene razón, de manera que deciden dejar las presentacion
virtudes y fortalezas, las cuales deberán emplearlas al máximo para lograr su difícil y peligroso objetivo. Mientras tanto en Menfis
ue no me sorprende, pues ya me lo esperaba. Eso nos proporcionará algo más de tiempo para esperar
para cuando vengan por los
te mostraré lo que estoy
a, cuando Heracles y sus legionarios aniquilaron a buena parte de sus tropas, observó detenidamente y a detalle el fun
hora, con el conocimiento de estos principios físicos y aplicándolos adecuadamente, tiene adelantados los trabajos de elaboración de sus nuevas y gigantescas má
estras máquinas se encuentra lista para la prue
ribera del río Iteru. Atom la observa detenidamente evaluando el trabajo. Con satisfacción concluye que el
rojes esa roca ha
en seguida -afirma con sumisión el capitán, sustituyendo
na roca tan grande y pesada. En realidad, solamente ha seguido las instrucciones que se le dieron, pero no entiende los principios básicos de la física que en ella se
haciendo que la paleta se levante arrojando la pesada roca. La misma vuela por los aires cruzando todo el ancho del río, hasta caer a unos treinta metros más allá de la otra orilla. Atom mira a Baltia
decuado para dar en el blanco. Para ello, necesito que toda
s, mi señor. Pero..
as con mi autorización para que se te provea todo lo que necesites. Creo que he sido claro ¿o aún tienes algu
prometo que estarán listas
on su mirada llena de advertencia. Pero luego, ocultando su aprobación y compl
estras catapultas, será imposible para nuestros
sí e
o que ellos, al ver que sus primeros barcos son hundidos,
he pensado en tal posibilidad. Te a
s? ¿Qué tienes plane
los... -responde Atom sin darle mayores detalles, aunque ins
nta. Porque cada día lo está conociendo más y sabe que este es capaz de todo. Aunque en esta ocasión,
omper sus cadenas, pero se da cuenta de que es imposible, pues estas son muy fuertes. Sus intentos solo han conseguido lastimarle sus muñecas h
da, la ha estado mirando con ojos llenos de lujuria. No obstante, aún no se ha atrevido a acercarse a ella o algo más, ya que está advertido de no hacerlo. Sin
o ante tanta belleza; jamás antes había visto a una mujer tan hermosa y sobre todo tan a la mano. Su lujuria le hace dudar si acercars
o sabe que no podrá liberarse. El sucio carcelero sonríe exponiendo su repulsiva y escasa dentadura, porque ahora ha encontr
lero. No obstante, ocultando su asco, decide mantener la calma, pero luego el carcelero, sin esconder más sus sucias intenciones, dirige su atención dejando clavad
iamente comete un grave error, ¡se acerca demasiado...! Dayanna le propina un tremendo cabezazo en todo el parietal, arrojándolo unos dos metros hacia atrás. El guardia, aún aturdido,
uello. El carcelero intenta liberarse, pero sus esfuerzos son inútiles, porque la joven aprieta cada vez más. Al cabo de unos se