Muchas cosas han cambiado en este tiempo que se ha vivido en absoluta paz y tranquilidad. De aquella época de encarnizada y atroz guerra, solo queda el amargo recuerdo del que nadie desea hablar. No imaginan que algo acontecido hace mucho tiempo, cambiará drásticamente la vida de todos; transformando la apacible vida que llevan en la peor de las pesadillas. Por lo que, legionarios y sumerios, tendrán que aliarse nuevamente, con la diferencia de que esta vez tendrán que luchar por su supervivencia. Los reyes de Sumer engendraron a una hermosa princesa, la cual, al igual que otra desconocida guerrera, lleva sangre celeste. Para las dos hermosas pero temibles guerreras, las reglas del género no existen (en la que la mujer es siempre a la que se debe proteger), puesto que sus manos son poderosas e implacables. Sin embargo, al conocer el amor, descubren que también pueden ser tiernas y llenas de amor... Ambas de belleza y actitudes contrastantes, serán determinantes para el curso de los acontecimientos. Al norte, Heracles y sus legionarios han sido advertidos sobre la presencia de extranjeros, los cuales han estado recolectando esclavos y realizando todo tipo de abusos contra los habitantes griegos; por lo que han decidido intervenir. No sospechan la increíble e inesperada sorpresa, que esta aventura les tiene reservada...
Sumer
Han pasado seis años desde aquella feliz llegada al puerto de Sumer, la cual estuvo llena de grandes sorpresas. No obstante, desde ese tiempo hasta ahora, muchas cosas han cambiado... El rey Alfenón y su esposa, la hermosa legionaria Gera; han engendrado una hija llamada Dayanna. La cual, como era de suponer y al igual como sucedió con Tiseo, vendría dotada de una extraordinaria genética, superior a la humana.
Seis años fueron suficientes para que Dayanna, desarrollara su esplendidez y extraordinaria belleza. Si bien aún no alcanza el imponente porte de su madre, ya evidencia los cautivadores rasgos heredados de Gera. No es rubia como su madre, su pelo es de un hermoso tono castaño, el cual combina con sus bellos y cautivadores ojos color miel; los que con su penetrante mirada, ponen en evidencia su fuerte personalidad.
Sin duda que su extraordinaria belleza, hace que le sea imposible pasar desapercibida en toda Sumer. Sin embargo, para ella los pretendientes son escasos por no decir que no existen, probablemente por su seriedad y fuerte temperamento que posee. Por otra parte, la hermosa jovencita solamente se ha interesado en aprender el arte de luchar y nada más. Cerrando las puertas o la posibilidad a algún intrépido galán que pudiese acercársele con intenciones de cortejarla.
En un principio, el rey sumerio Alfenón se había opuesto a que su pequeña aprenda el uso de las armas. Pero luego, poco a poco se fue dando cuenta con resignación, que no se puede luchar contra la herencia de sangre... Dayanna desde muy pequeña y a escondidas de sus padres, se escapaba para aprender y practicar el arte de combatir. Ahora, a sus escasos seis años, se ha convertido en una extraordinaria jovencita: alta, hermosa como ninguna y, además, muy hábil en el uso de las armas.
-¡Vamos, ataca, ataca...! ¡No desaproveches tu ventaja! No debes permitir que tu rival se recupere; ya que podría ser tu fin. -Le enseña Tiseo a la joven luchadora.
El príncipe Tiseo, a escondidas de sus padres, les ha estado enseñando; tanto a su hermana menor Dayanna, como a su hijo Egeo. Con satisfacción y orgullo ha advertido el asombroso avance en ambos muchachos, hasta convertirse en formidables gladiadores. A Egeo (es hijo de Tiseo y Ariana) le habían puesto ese nombre, en honor al padre de la joven griega, el cual fue asesinado en Tebas.
Obviamente y al igual que Dayanna, en estos escasos seis años, Egeo se ha convertido en un joven alto, fuerte y muy guapo; el cual, con su sola presencia hace suspirar a todas las muchachas en el pueblo. Sin embargo, él solamente tiene ojos para una... puesto que estos dos jóvenes sumerios que llevan sangre celeste en sus venas, no son la única atracción de toda Sumer... Leuce (la esclava rescatada en las tierras griegas) ha concebido una hija, engendrada por Heracles (en aquellas interminables noches de pasión entre ambos). "Leyda" es el nombre que Leuce le puso a su hermosa hija.
Leyda también se ha convertido en una jovencita muy bella. Aunque esta, al contrario de los otros dos jóvenes, no se ha inclinado por las armas. Sus principales atributos son: su extraordinaria inteligencia e intuición, cualidades que casi la hacen adivinar lo que está por suceder; además de siempre encontrar la adecuada solución ante cualquier situación. Estos tres muchachos, dotados de extraordinarias facultades, han crecido bajo la protección del rey Alfenón y la reina Gera.
Algo que resultó inevitable viviendo en el palacio, fue el hecho de que entre Leyda y Egeo haya nacido el amor. Los dos poseen sangre celeste, pero también humana, por lo tanto, era de suponer que hubiese nacido la atracción entre ambos. Sin embargo, llevan una relación casi secreta, puesto que hasta ahora la única que lo sabe es Dayanna; quien muchas veces había actuado de cómplice, para los furtivos encuentros entre los enamorados. Para los cuales, cada vez les resulta más complicado mantener en secreto su relación y "sus reservados y efusivos encuentros amorosos". Esta noche él la espera en las afueras del palacio en una cercana cabaña, la cual han convertido en su escondite secreto o mejor dicho; "su nido de amor".
-Amor mío, temí que no pudieras venir.
-Yo también... No sabes todo lo que tuve que ingeniarme para poder salir -responde la jovencita, feliz de encontrarse en sus brazos.
-¿Sospechas que alguien te haya visto salir del palacio?
-No..., no lo creo, pero tengo el presentimiento de que Gera sospecha algo, lo vi en sus ojos, ya que cuando me encontraba recorriendo los pasillos para venir, nos encontramos y me saludó con esa penetrante mirada que te interroga -le comenta con cierta preocupación la muchacha, puesto que nunca se equivoca en sus intuiciones.
-No te preocupes por ello, puesto que va siendo el momento de que les declaremos a todos nuestro amor. Deberán entender que a pesar de nuestra edad; no somos niños y nada nos impide amarnos como lo hacemos -asevera Egeo, tomándola por la cintura y atrayéndola hacia él para darle un apasionado beso. Al que Leyda corresponde con todo su amor y predisposición.
Luego el joven lentamente y sin prisa la va desnudando. Acción a la que ella, dispuesta como siempre, le deja hacer. Ahora que ambos han dejado en el suelo sus vestimentas, dan rienda suelta a sus ansias y deseos que siente el uno por el otro. No saben a qué los llevará todo este frenesí de pasión. A decir verdad, cuando están amándose, eso es lo que menos les importa.
Efectivamente y tal como la muchacha había supuesto, Gera se ha dado cuenta de que Leyda algo oculta, ya que después de su encuentro con la joven en el pasillo, sigilosamente y con bastante prisa la había visto abandonar el palacio. La intuición de Gera es tanta, que casi puede adivinar hacia dónde se ha dirigido la muchacha. Hace bastante tiempo que Gera sospecha de una relación más allá de la amistad entre Leyda y Egeo. Su gran perspicacia la ha hecho percibir algunas disimuladas y furtivas miradas entre ambos. Detalles que solo ella ha apreciado, pero que lo ha mantenido en silencio todo este tiempo.
La hermosa reina de Sumer no puede predecir si esta circunstancia, será motivo para alegrarse o preocuparse. Por una parte, razona que los dos son aún muy jóvenes para afrontar, lo que según y cómo van las cosas, sucederá. Pero también comprende que nada les impide amarse. Por ahora, ha decido guardar silencio sobre sus conjeturas, puesto que son solo sospechas, razona, tratando de engañarse a sí misma. Luego decide no pensar más en el asunto y se dirige a su habitación.
-¿Qué te pasa, sucede algo? Te noto muy pensativa -pregunta Alfenón, al advertir en ella cierta actitud retraída.
La hermosa Gera reacciona evitándole el tema. Lo conoce muy bien y "sabe el modo de distraerlo para sacarlo del tema..." Esta noche los jóvenes no serán los únicos en pasar una gloriosa velada...
Días después en una tranquila mañana, se da la señal de alarma en el puerto, la cual informa sobre la presencia de un par de navíos que se aproximan. Apolinum es el primero de los comandantes en subir a la torre de vigilancia y observa que son barcos acadios. El capitán sumerio se muestra intrigado, puesto que no es temporada de competencias y estos jamás los han visitado fuera de tales fechas. «Sospecho que no deben traer nada bueno», deduce algo preocupado el comandante sumerio.
-¡Permítanles atracar..., son nuestros amigos! -ordena mientras baja para recibirlos.
El rey acadio "Sargón" es el primero en desembarcar (tras la muerte de Murabi, este había tomado el trono de Akkad). El acadio de inmediato es conducido por Apolinum hasta el palacio real, donde es recibido por Alfenón y Gera.
-Dime, amigo mío, a qué se debe esta inesperada pero agradable visita, la cual espero no sea portadora de malas noticias -lo saluda el rey sumerio extrañado por su presencia, mientras le estrecha el brazo en señal de amistad.
-Es cierto y entiendo tu extrañeza por verme en esta época. Tengo tantas cosas que hacer en mis tierras, por las cuales no vendría, si no se tratara de algo tan importante que tengo para confesarte. Pero..., se trata de un asunto el cual quisiera conversarlo en privado; es decir solamente contigo y Gera, si así me lo permites.
Gera y Alfenón se miran intrigados. No obstante, aceptan y ordenan al resto retirarse de la gran sala. Los soberanos de Sumer conocen el fuerte temperamento de Sargón, sobre todo Alfenón, quien lo ha visto luchar al lado de su antiguo rey Hermenón; un líder ambicioso y expansionista. Y..., tal parece que este tiene bastante de aquello, puesto que se trata de un rey prepotente y opresivo.
Se encuentran convencidos de que este rey acadio les finge amistad. Actitud que es influenciada más por el temor, que por el pacto de amistad acordado entre ambos pueblos vecinos. Están convencidos de que Sargón no los ha atacado intentando invadirlos, debido a la presencia de Gera y de Tiseo. Sumado a ello, la afinidad de estos con los poderosos legionarios. Así también, por las nuevas armas y la preparación con las que ahora cuentan los sumerios.
Al encontrarse los tres soberanos solos, Sargón les relata lo ocurrido a sus soldados al explorar (por no decir invadir) las islas de Creta en el mar mediterráneo. Les menciona que toda la patrulla que arribó a aquellas islas, jamás regresó. Por lo que se vio obligado a enviar a un segundo grupo de soldados para buscarlos. Sin embargo, de esta segunda patrulla, solamente lograron regresar con vida tres de sus hombres; los cuales relataron que encontraron las cabezas de sus compañeros clavadas en picas. Posteriormente, ellos también fueron atacados por certeras flechas.
-Estos tres de milagro consiguieron escapar -menciona el acadio concluyendo su relato.
-No pienso igual que tú. Creo que deliberadamente los dejaron escapar para que te entreguen el mensaje -le aclara Gera, sembrando aún más la duda en ambos soberanos.
-Lo que dice Gera tiene sentido. Los tres sabemos que no enviaste a tus soldados a esas islas para explorar, sino para invadir. En tal caso, es probable que te hayas equivocado de víctima. Quizás, algún pueblo cansado de tus abusos y tus planes expansionistas, ahora te quiso enviar un mensaje de advertencia -increpa Alfenón al acadio; amonestándolo por su actitud opresiva de siempre hacia sus vecinos.
-¡¿Cómo puedes decir eso?! ¿Alguna vez te he dado motivos para que me hables de ese modo? ¿Es esa tu hospitalidad? -protesta furioso el temperamental Sargón, levantándose de su asiento.
-¡¿Deseas hospitalidad...?! ¡Aprende a ganártela. Ahora baja el tono y siéntate! -le responde de igual forma Alfenón, parándose frente al acadio.
El impulsivo líder acadio no se amilana, de manera que ambos se miran frente a frente desafiantes. Gera, que hasta ese momento había permanecido sentada y tranquila, no se encuentra con ánimos de escuchar ni presenciar una pelea sin importancia entre estos dos machos cabríos. Además, tiene algo más importante que añadir, por lo que decide intervenir.
-¡Cálmense ambos y escúchenme...! -ordena interponiéndose entre los dos colocando sus afectuosas; pero esta vez poderosas manos sobre el pecho de ambos reyes. Aclarándoles que mientras ella se encuentre, no podrán avanzar ni un centímetro más.
Ambos soberanos miran a Gera y luego se miran entre sí, entendiendo el mensaje; en especial el acadio. De manera que deciden apaciguarse y se sientan, dispuestos a escucharla. Ante lo cual, ella les menciona su razonamiento.
-Es probable que el mensaje, no haya sido destinado solamente para ti. Quizás quienes mataron a tus soldados, lo hicieron sabiendo que vendrías a avisarnos. Es por ello que les pido calma, para que analicemos los acontecimientos.
-Pero... ¿Quién tendría la intención de amenazarnos? Todos estos años hemos vivido en completa paz. La verdad no encuentro sentido en lo que dices -cuestiona Alfenón, escéptico ante aquella posibilidad.
Gera le responde con una mirada de complicidad, dándole a entender que eso es algo que lo deberán conversar en privado. Luego responde dirigiéndose a los dos.
-Aún no lo sabemos. Por lo cual, creo que es el momento de salir para averiguarlo. Puede que se trate de un peligro, el cual nos pueda tomar desprevenidos a ambos pueblos. Por lo que sería mejor averiguarlo a tiempo ¿no creen?
-¡Eso es precisamente lo que busco! Además, sé que nadie como tú para conocer aquellas islas. Entonces ¿están dispuestos a acompañarme?
Ante la propuesta del líder acadio, Gera guarda silencio y mira a su esposo, otorgándole como siempre, la autoridad de soberano para decidir. Aunque en realidad, ambos saben que Alfenón jamás le niega una sugerencia o pedido. Por lo cual, Alfenón mira a Gera y luego a Sargón, para finalmente decidir.
-Navegaremos contigo hacia aquella isla. Veremos qué es lo que existe allí, que pueda resultar una amenaza para nuestros pueblos.
Sargón sonríe satisfecho, puesto que su objetivo de haber navegado hasta Sumer se encuentra cumplido. En tal caso, aunque no le agradan los sumerios, considera que es mejor tenerlos de su lado.
-Entonces no se habla más del asunto, los esperaré en Akkad para que juntos naveguemos a Creta. Estoy complacido de tener la ayuda del pueblo sumerio. Ya verán que les quitaré ese mal concepto que tienen de nosotros o de mí, más propiamente -expresa el líder acadio, sonando ahora más amistoso y conciliador.
Muy temprano, los dos barcos acadios salen del puerto regresando a Akkad. Luego de despedir a los visitantes, Alfenón le pregunta Gera qué es lo que esta sospecha.
-¿Recuerdas a la egipcia Mente? -le pregunta Gera.
-Claro que sí. Pero ¿qué con eso?
-¿También recuerdas que estaba esperando un hijo y quién era el padre? -continúa Gera preguntándole, metiéndolo poco a poco en el asunto.
-Claro que lo recuerdo. Pero... ¿Crees qué...?
Gera simplemente mueve la cabeza afirmando.
-¡Un hijo de Hydes y al mando de un ejército tan poderoso como los egipcios! ¡Dios no..., eso sí que sería muy grave! -manifiesta el rey sumerio con bastante preocupación.
-Así es... Ya has comprobado el poder de nuestros hijos. Por lo cual, te aseguro que si se trata de un guerrero, este no es menos fuerte que Tiseo o Heracles. Y si ese joven ha heredado la maldad de su padre, no quiero ni pensar de lo que sería capaz -asevera Gera muy preocupada.
Alfenón decide reunir a su círculo de mayor confianza. Se hacen presentes: Gera, Apolinum, Tiseo; y por primera vez se incluyen a los jóvenes: Egeo, Dayanna y Leyda. Ambos reyes les manifiestan lo que han decidido.
-Padre... ¿A quién dejarás en tu lugar durante nuestra ausencia?
-A ti...
Tiseo se muestra contrariado con la decisión de Alfenón. ¡Tantos años que han pasado! Hubiese querido regresar al lugar donde vivió su corta infancia, pero es la decisión de su padre, ante la cual, es obediente y comprende los motivos. No obstante, aún faltan por definir otro detalle, el cual es: Gera la que se encarga de determinar.
-Viajaremos solamente con unos cincuenta soldados. El resto se quedará para cuidar a nuestro pueblo de algún posible ataque por sorpresa. Tú quedarás como soberano (dejándole el mando a Tiseo). Egeo, Dayanna y Leyda, te acompañarán y ayudarán en lo que fuese necesario.
En realidad, tanto Gera como Alfenón, no se fían del todo del líder acadio. Es por ello que deciden dejar el grueso del ejército cuidando Sumer. Saben que el más apropiado para comandar y cuidar a la población es Tiseo, quien ha demostrado con creces su capacidad para ello. Además, ha llegado el momento de proporcionarles algunas responsabilidades a los tres jóvenes, los cuales tienen ahora la misma edad de Tiseo; cuando este, obligadamente comenzó a demostrar todo su temple y valor.
Ahora Gera y Alfenón confían en las facultades de los muchachos. Por lo tanto, para ellos ha llegado el momento para demostrar la confianza que le tienen. Ariana se encarga de mitigar la tristeza de su esposo Tiseo, quien tanto hubiese deseado regresar a aquel lugar que le trae tantos recuerdos. No obstante, Dayanna, al igual que su hermano mayor, se siente fastidiada por la decisión de sus padres. Contrariada razona que ¡tanto entrenamiento para qué! Aunque no lo expresa, su rostro lo manifiesta.
En cambio, Egeo y Leyda casi no pueden ocultar su entusiasmo, puesto que ahora tendrán mayor libertad para amarse, sin el temor a ser descubiertos. Al día siguiente empiezan los preparativos para la marcha. Es Apolinum quien selecciona a los cincuenta soldados para este nuevo emprendimiento. Mientras en palacio, Alfenón y Gera, se preparan para la aventura en las islas griegas; bajo la disgustada mirada de su hija Dayanna; la cual, parada en la entrada y de brazos cruzados, no les menciona nada; sin embargo, les hace evidente su fastidio por no haberla incluido. Se miran por unos momentos, pero es Alfenón el primero en acercársele con la intención de consolarla.
-Hija mía..., no te pongas así. Esta decisión es por tu bien. Moriría si algo te llegara a pasar; entiéndeme.
-Es por ello que quiero acompañarlos. Nadie mejor que ustedes dos para cuidarme. Se llenan la boca expresando su amor hacia mí. Pero ahora me están dejando aquí bajo el cuidado de mi hermano. Y yo..., solamente me siento segura estando al lado de ustedes y con nadie más -les reprende, con los ojos vidriosos a punto de llorar.
Para Alfenón, ver llorar a su hija es su mayor debilidad. Dirige su mirada a Gera, como buscando una solución a esta situación que le angustia. Por su parte, Gera conoce mejor que nadie a Dayanna. Advierte que gran parte de esto es una treta, por lo que ya se imagina quién se encuentra detrás de todo esto. Aunque, por otra parte, también entiende que, en cierto modo, la joven princesa tiene razón. Además, deduce que se sentirá mejor teniéndola cerca de ella para cuidarla. Mucho más ahora, que su preciosa hija se ha vuelto tan intrépida y temeraria para el combate.
-Ella tiene razón, debemos llevarla..., es mejor que esté a nuestro lado, ¿no crees?
Alfenón no se encuentra convencido por la propuesta de Gera, puesto que se trata de llevar consigo a su mayor tesoro, a un lugar en el que lo más probable los esté aguardando un gran peligro. Por ello no se decide y vacila por unos instantes. No obstante, la muchacha ha notado su indecisión y percibe que la posibilidad se encuentra a su alcance. En tal caso, sabe cómo convencer a su padre.
-¡Padre amado, sé que no me dejarás...! -le expresa abrazándolo y besándolo en las mejillas.
El enérgico rey sumerio, ante esta conducta de su hija, se muestra desarmado, puesto que le resulta imposible negarle algo a su amada. De manera que, aunque sin estar del todo convencido, mueve la cabeza dando su aprobación.
-¡Gracias padre..., sabía que no me dejarías! -manifiesta feliz la hermosa jovencita, llenándolo de adulos y besos.
Luego la muchacha, llena de felicidad, se retira a prepararse para la gran aventura. Gera mira a Alfenón y sonríe. Ya sabía que este no le podría negar nada a su hija. Dayanna, en su habitación, recibe la visita de Leyda, quien se alegra al verla tan feliz.
-Al parecer, ya estás convencida de que viajarás -expresa Leyda sonriendo, puesto que ella fue quien le enseñó la manera de convencer a su padre.
-Sí..., y todo gracias a tus consejos. Estoy en deuda contigo, amiga mía.
-Te tomaré la palabra y te cobraré el favor cuando llegue el momento -asevera Leyda sonriendo en tono de broma.
Dayanna responde afirmando con la cabeza y una sonrisa en su rostro. La joven princesa ya se imagina cómo será la devolución del favor. Por otra parte, siempre ha admirado a Leyda, pues conoce la gran inteligencia y la astucia de la que está dotada la hija de Heracles.
-Un hombre jamás podría reusarse a un par de lágrimas; y menos un padre a su hija.
Al expresar Leyda esto último, las dos quedan unos instantes en silencio... Dayanna, al observar la melancolía en el rostro de Leyda, no sabe qué expresarle para evitarle aquel mal recuerdo de no haberse criado con su padre, Heracles. Sin embargo, Leyda sí.
-Tranquilízate..., no te sientas mal por mí. Era tu hermano o él. Si hubiese sido Tiseo el que se haya marchado con los legionarios, yo jamás habría conocido al amor de mi vida ¿no lo crees así? -concluye Leyda, tratando de consolarse ella misma con aquel argumento.
Después las dos hermosas muchachas se despiden con un fuerte abrazo, deseándose la mejor de las suertes. La hija de Gera toma su bolso y sale presurosa para reunirse con el resto, los cuales ya se encuentran abordando las dos naves. Al cabo de unos instantes parten rumbo a Akkad, para luego, conjuntamente con los acadios, navegar a las islas de Creta. En el muelle, Tiseo abrazado de su esposa Ariana y acompañado de los jóvenes amantes Egeo y Leyda; contemplan su partida.
El mundo ya nunca más será el mismo desde que aparecieron estos seres. La tiranía debe terminar. Por ello...¡La guerra será más encarnizada y brutal! Atrás ha quedado el que antes fuera aquel "mágico Edén". Hoy... es desolación, donde solo queda el nostálgico recuerdo y ese terrible olor a muerte que aún persiste. Los seres humanos han experimentado en carne propia lo que es enfrentarse a aquellos seres de naturaleza celestial, los cuales han marchado hacia tierras griegas, donde tratarán de continuar sus abusos contra los habitantes de aquellas pacíficas regiones. No obstante, los inocentes griegos no se encuentran del todo desprotegidos, porque los poderosos cazadores van tras los pasos del tirano y sus huestes. La obstinada persecución por dar con los causantes de aquellos infames hechos no tiene fin, puesto que no descansarán hasta eliminarlos a todos o en su defecto, morir en el intento. La juventud e inexperiencia deberán ser compensadas con el temple y el valor que llevan en sus genes, puesto que ante este rival... ¡Retroceder no es una opción! No imaginan que, en medio de todo este conflicto, también les esperan el amor y la inevitable pasión que en el pasado enloqueció a sus padres. En la solitaria isla griega, la extraordinaria y hermosa guerrera continúa a la espera de sus legionarios para unirse en la persecución. La desazón la ha invadido. Ha transcurrido mucho tiempo desde aquel día en que sus compañeros marcharon, dejándola con su pequeño. La soledad y la angustia la están oprimiendo, a tal punto que debe tomar una decisión y debe ser "ya..." No imagina que muy pronto todo su mundo cambiará por completo. La soledad y la tediosa tranquilidad que ahora la agobia, será totalmente transformada, por lo que deberá estar preparada para luchar por su vida, por su hijo y..., también por el amor de su vida... Alfenón mantiene vivo el recuerdo de aquel amor imposible. Todos los días durante más de cinco años, siempre la recordó. También imagina con nostalgia a ese hijo que nunca llegó a conocer. Daría todo su reino por ver a su hijo y a ella, puesto que jamás dejó de amarla. No sospecha que muy pronto el destino le dará la oportunidad de poner a prueba todo lo que es capaz de entregar por ellos...
Casi un millar de seres celestes con poderes sobrenaturales se han levantado contra el Supremo. Han llegado con la intención de destruir el "mágico jardín". Los guardianes del Edén tratarán de impedirlo a costa de lo que sea. En medio de todo este conflicto se ven envueltos Alfenón, Almea y los líderes celestes. La sorprendente Gera demuestra que su impresionante belleza no es su única virtud; sino también, su extraordinaria habilidad para el combate y la nobleza de su corazón. En medio de esta historia llena de luchas y confabulaciones, los seres celestes y los humanos llegan a conocer la pasión y el amor desde otra perspectiva... Desde muy niño, cuando vi mi primera película de este género, me he preguntado cómo y dónde surgieron las fascinantes leyendas mitológicas. Estaba seguro de que debió existir un origen, un hecho transcendental, para que dichas historias se acrecentaran y se difundieran a través de los siglos convirtiéndose en fascinantes fábulas. Ahora surge esta inusual novela la cual se sale de los parámetros convencionales. Para relatarnos aquellos acontecimientos desde una perspectiva más real, aunque no menos deslumbrante y fantástica. No encontrará nada que le sugiera cambiar, de dogma o doctrina religiosa ni nada por el estilo. Al contrario, a través de esta fascinante historia, comprenderá que muchas de las teorías ya sean religiosas, mitológicas y/o históricas, tienen un fundamento auténtico inicial en la cual concuerdan todas. Estoy seguro de que al leer estas páginas obtendrá las respuestas a sus muchas dudas y teorías, que quizás hasta hoy solo le han parecido grandes fábulas.
La omisión deliberada a las sabias palabras de un anciano, llevó a Irene, una joven pueblerina muy hermosa, decidida y poseedora de un espíritu aventurero y rebelde, tras un disgusto trivial con su hermana Luisa y su amiga Alejandra; a perderse en una selva semi – inhóspita ubicada en las afueras del pueblo "Pozo Azul", sitio paradisíaco hasta donde había viajado a pasar unos días de sano esparcimiento. En medio de la jungla vivió algunas leves vicisitudes y se sumergió en sueños reveladores que la mantuvieron en vilo durante tres días, cuando fue rescatada. Tras un castigo aleccionador impuesto por su madre, Irene sintió truncada su determinación obstinada de conquistar a Diego, su amor idílico, a quien ama en secreto desde hacía cierto tiempo. No se detiene ante nada ni nadie y logra su cometido que creía una quimera, hacerse novia de su gran amor. Luego de cierto tiempo, comprueba que el chico de sus sueños es un ser de carácter débil, inseguro y manipulable por su madre y su hermana, quienes hacen hasta lo inimaginable por romper una relación que, desde sus mezquinos puntos de vistas, no le conviene a su hijo; lo cual ocurre, tras la cobardía de un hombre que no supo valorar el amor verdadero. Tras aquel estrepitoso fracaso Irene no dejó de creer, como la romántica congénita y soñadora que era, en el amor y decidió fluir en una nueva etapa, conocer gente nueva; comenzó a aceptar citas y a salir con chicos. Fueron varios los intentos de encontrar el amor ideal, hasta que finalmente, en un momento fortuito conoció a Cristóbal, sintiéndose flechada desde ese instante por Cupido y, tal como era su personalidad perseverante, decidió conquistar a quien desde ese momento que pasaría a la historia, consideró finalmente su verdadero amor. Logró su cometido Irene, en complicidad con su mejor amiga, Lenny. Fue un amor como pocos, el cual se vislumbraba inmortal, perpetuo. Tras la trágica muerte de Lenny, Irene cae en una profunda depresión, siente que nada ni nadie le importa y que ella no le importa a nadie. Quedó sumergida en el vacío que propician los trastornos depresivos, perdió la noción del tiempo y de los sentimientos. Dejó de sentir y de soñar Irene, se alejó de todo, hasta de su gran amor a quien apartó de su lado de manera inconsciente, atrapada en el fango de la monumental incertidumbre sufrida. Cristóbal decide alejarse y dar por finalizado aquel idílico enlace que se presagiaba rumbo al altar. Ni la ciencia logró sacarla a flote del lodazal donde quedó sumergida por el duelo. No fue sino hasta que apareció su alter ego, quien le hizo ver la realidad de la vida; pero en ese entonces sintió que ya lo había perdido todo, es especial, a su gran amor. Irene finalmente se reencontró consigo misma y el perdón y el deseo de luchar por un sueño, pudo sacar a flote un amor que nunca dejó de existir. El amor pudo superarlo completamente todo. Cuando pensó que todo era feliz, ocurrió un extraño fenómeno. Aquel alter ego se apoderó de su alma por completo y la trasladó hacia otro cuerpo, en otra época y en otro amor.
Rodrigo descubrió algo sorprendente, lo que siempre había soñado y que nunca creyó que existiese. Era ya casi de noche, cuando se asomó a la ventana que daba a la calle y, sin tiempo a pensar siquiera, miró a la mujer más bella del mundo. Aquel ser maravilloso poseía un cuerpo perfecto, que parecía sacado de algún cuento de fantasía divina. Era casi irreal a no ser porque estaba allí, presa fácil de su glotona mirada. Rodrigo acarició con su mirada a ese monumento, a la belleza que se movía con gracia, haciendo unos ademanes transfundidos de coquetería, mientras emitía una suave voz que llegaba presurosa a sus oídos. Fue testigo fiel de aquel episodio colmado de amor, la noche de encantos que había descubierto en una primera mirada, a la armonía del amor que nace, al renacer de la esperanza, a la maravilla de sentirse vivo. El frío abrazó a Rodrigo, quien se durmió de inmediato colmado de la satisfacción que a él llegaba y que tenía cuerpo de mujer. Algo similar le sucedía a Zoraida, ella irremediablemente también se sentía atraída por aquel joven elegante y bien parecido, amén de preparado profesionalmente. Se trastornaba hasta con el pensamiento, ya que bien sabía que no era amor lo que sentía. Le gustaba mucho y, a no ser por un importante detalle, se diría que estaba enamorada de él. Era un detalle sagrado, era un detalle dantesco para Rodrigo y hasta ese momento también para ella; su corazón, su alma y su amor pertenecían a Roberto, a su novio; al hombre a quien amaba con el amor inocente de sus dieciocho años. Con un amor divino, delicioso y perseverante que producía el encanto de mirar hacia el futuro, donde una familia prometía el calor de un hogar en brazos del matrimonio. Rodrigo sabía que ese amor no era suyo, decidió abandonarlo todo. No sería capaz de tomar nada que no fuese suyo. Sentía que ese amor que creyó tener enteramente para él, no era suyo. Era hora de decidir, por lo que, arropado en un gran sacrificio de amor, dos días después de aquella plática consigo mismo, sin despedirse, se marchó de Buenaventura para nunca más volver. Un gran amor merece ese tipo de sacrificio, el sacrificio del amor. Después de aquel sacrificio, el amor le jugó una jugarreta a Rodrigo, tal vez por no haber sido capaz de luchar por él. El sentimiento más noble de todos le jugó una broma macabra. Lo atrapó en las redes del tiempo eterno en una especie de máquina de viaje hacia el pasado. En ella, lo envió a tres épocas distintas, donde el amor era sentido de formas inimaginables, para que de esa forma tan peculiar, contemplara en primera fila, como se entrega hasta la vida misma por el amor de una mujer.
Sinopsis: Amor inmortal ¿Recuerdas tus vidas pasadas? Lía y su familia viven momentos tormentosos. Su padre se ha encargado de hacerlos sufrir durante años, torturando y masacrándolos sin piedad alguna. Alexander D'Angelis aparece en sus vidas sin ningún tipo de intención en particular, él solo quiere vivir y disfrutar. Con su llegada a México jamás creyó enamorarse, pero Lía se apareció en su camino y le mostró otra parte de la vida que él pensaba, era solo una fantasía. Enamorarse de una chica tan hermosa como Lía era un sueño hecho realidad, pero las consecuencias serían lamentables, llevándolo a experimentar el trauma más deplorable de su existencia; obligándolo a huir del país que tanto anhelaba conocer. Sin fuerza, lastimado, humillado y con mucho rencor, se alejó de aquella mujer que él creía sería su primer amor, pero, al contrario, fue su peor error. Pasados algunos años el destino hizo de las suyas, haciendo una maravillosa jugada... Uniendo los caminos de dos personas, en esa ocasión no era Alexander, sino uno de sus "hermanos": Enrique, quien inevitablemente cayó rendido ante los encantos de Lía, y ella de forma forzada fue directo a los brazos de él, sin imaginar lo que la vida estaba por ofrecerle. Alexander, Enrique, Lukas, Selene y Valeri, cinco "hermanos" fuera de lo común, que no pueden dejar de meterse en problemas, llegaron a la vida de Lía y su pequeño hermano, Julián, para mostrarles la parte escondida del mundo y de la historia, donde, a través de sucesos inexplicables, descubrirán que nada es lo que parece, que la vida no es tan buena y que la muerte no es del todo mala. Que el bien es subjetivo y que el mal no tiene fin y tampoco culpables, que el amor suele ser engañoso, que no es del todo genuino.
Generoso, un anciano de 92 años de edad, es invitado a una gala en el teatro, obra que había estado esperando durante décadas. Pero surgieron contratiempos antes de la cita, una serie de fantasmas aparecen ante él; unos para torturarlo y otros para darle ánimos. Cuando por fin llega al teatro, comienza una obra cuyos pormenores exaltan los sentimientos del sufrido anciano. Sufre y es feliz, a la par que lo hacen los personajes en cada capítulo. En la obra teatral se recrea la vida de un niño desde su nacimiento, pasando por una infancia terrible, donde es esclavizado tras ser vendido por su padre junto a sus hermanos. Al terminar la etapa de su esclavitud se enamora, contrae nupcias y vive momentos felices. Tras la gravedad de su hijo decide transitar un camino equivocado que lo lleva a prisión, donde es encarcelado durante décadas. Su esposa, creyéndolo muerto, rehace su vida y se casa nuevamente. Al salir de prisión, ya viejo y al verse solo en el mundo, se entrega al alcohol y a otros vicios. Finalmente, al llegar al final de la obra, se devela que la misma nunca existió. El anciano, frente al gran ventanal de su habitación del hospital, había revivido cada episodio de su vida desde sus inicios. Todo aquello, previo a su muerte por cáncer.
"¡Nunca dejes que nadie te trate así!". Lo aprendí de la manera difícil. Durante tres años, viví con mis suegros. No me trataron como a su yerno, sino como a un esclavo. Aguanté todo gracias a mi esposa, Yolanda Lambert. Ella fue la luz de mi vida. Desafortunadamente, mi mundo se vino abajo el día que la sorprendí engañándome. Nunca he estado tan roto. Revelé mi verdadera identidad para poder vengarme de ellos. Yo no era otro que Liam Hoffman, ¡el heredero de una familia con billones de dólares en activos! Los Lambert estaban completamente conmocionados después de la gran revelación. Se dieron cuenta de que habían sido tontos al tratarme como basura. Mi esposa incluso se arrodilló y me rogó que la perdonara. ¿Qué crees que hice? ¿La perdonaré o la castigaré? ¡Descúbrelo en el libro!
Para pagar la deuda, desesperada y sin opciones, ella sustituyó a la novia y se casó con el hombre quien era conocido como un diablo al que todos temían y respetaban. Él le dio un mordisco a su dulzura y gradualmente se sometió a la lujuria adictiva. Antes de que se diera cuenta, ya era incapaz de liberarse de ella. El deseo desencadenó su historia, pero ¿cómo continuaría este amor condicional?
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
La vida era un lecho de rosas para Debra, la hija del Alfa, hasta que tuvo una aventura de una noche con Caleb. Estaba segura de que él era su pareja designada por la Diosa de la Luna. Pero este hombre odioso se negó a aceptarla. Pasaron semanas antes de que Debra descubriera que estaba embarazada. Su embarazo fue una vergüenza para ella y para todos los que amaba. No sólo ella fue expulsada, sino que su padre también fue perseguido por los usurpadores. Afortunadamente, sobrevivió con la ayuda de la misteriosa Manada Espina. Pasaron cinco años y Debra no supo nada de Caleb. Un día sus caminos se volvieron a cruzar. Ambos estaban en la misma misión: llevar a cabo investigaciones secretas en el peligroso pueblo de Roz por la seguridad y la posteridad de sus respectivas manadas. Caleb todavía se mostraba frío con ella. Pero con el paso del tiempo, se enamoró perdidamente de ella. Intentó compensar el abandono de Debra, pero la chica ya no lo quería. Estaba empeñada en ocultarle que tenían una hija y también en hacer una ruptura limpia. ¿Qué les deparaba el futuro a los dos mientras viajaban por el pueblo de Roz? ¿Qué tipo de secretos encontrarían? ¿Caleb se ganaría el corazón de Debra y conocería a su adorable hija? ¡Descúbralo!
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.