ól
más oscura que j
como si también lloraran por la
ilencioso, solo se escuchaba el
veía destrozado. Las lágrimas que caían por sus mejillas le dificultaba
verano, un lugar modesto en medio del campo
refugio, el lugar donde mamá solía cantar mientras co
a todo, un silencio que me hacía sent
, pero su voz sonaba hueca, como si estu
e frío de la noche me secó las
estuviera allí, para decirme que todo estaría bien, como l
eran torpes, como si estuviera aprendiendo a move
se sentía enorme y fría, todo se v
cama, con sus manos suaves arreglando mis
s intentaba desatar mis zapatos. Yo extrañaba tanto a mamá, y
en un susurro cuando me acosté en
suspiro pesado. -Eres una hermosa y fuerte pi
ganta y fruncí los labi
con un tono serio. -Bueno
con los ojos llenos de una ternura q
cola -dijo, su voz su
viento fuera de la ventana. Podía sentir la calidez de su mano cerca de
voz de mamá, su risa, su olor, sus ojos
s de levantarse y salir de la habitac
jido del suelo bajo sus pies mientras se alejaba.
sueño me llevara lejos, a un lugar donde mamá todavía estuviera con n
a cama, asustada por un ruido que son
o en mi pecho y la respiración estaba acelerada. Miré por la ventana, pero no había ninguna tormenta; el cielo
o que estaba pasando cuando otro estallido rompió e
iedo que me dejó sin aliento. Me quedé quieta
endo, cerrándola rápidamente detrás de él. Se apoyó contra ella
ue me aterrorizó más que los ruidos afuera. Su ropa estaba manchada de al
ijo susurrando, su voz temblando de u
echo. Quise preguntar qué estaba pasando, quise correr hacia él,
ojas en su camisa. No era pintura ni nada que pudie
sang
e cerró, un vacío instalándose mi pecho. Todo en mi
tras intentaba mantener la calma. Pude ver el miedo
ete -repitió, acercándose p
n frías, y eso m
sido tan frágil. Siempre había sido mi protector
pirando con dificultad, me hizo sentir que tod
rmario, sus manos todavía en mis hombro
a a buscarte, ¿me oíste? -me
ncogiéndome en un rincón entre la ropa colgada. Pa
a de la habitación, y luego, de nuevo, e
miedo que crecía en mi interior. Estaba atrapada en ese pequeño espacio, con
que no saliera, qu
erza, como si eso pudiera manten
oídos. Los sollozos de mi papá. Nunca lo había oído
piccola no... -rogaba, su voz débil y ras
ngre -dijo una voz masculin
sentí como si estuviera ahogándome. Segundos después, escuché el sonido de al
ía que era é
o que rechinara. Me congelé, deseando que no lo hubiera escuchado, pero er
tación me cegó por un segundo. Parpadeé, aturdida, hasta qu
una expresión de odio en su ro
ció en la puerta, empujando al p
l otro hombre con una cara de repro
o hombre, como si estuviera considerando sus opciones. Al final, bajó el
rla -murmuró, con amargura,
retrocedí, abrazándome a mí misma, sintie
quería que me tocara. Pero
dulce que no parecía que fuera de él. -
s mientras miraba por última ve
oscuro que se extendía por el suelo d
lo que acababa de suceder, porque si lo hacía
sintiendo cómo me arras