ent
iversidad con una sonrisa que
importante, lejos de los ojos vigilantes de mi padre. Me s
rol de mi vida, sin que nadie me
n empezar de cero, en una
s edificios antiguos, los árboles que se alineaban a lo largo del c
o tan normal, tan cotidiano, que me hizo sentir como s
eraban aquí. Esta era mi oportunidad de ser solo Va
quina cerca de la biblioteca, oí
cargadas de burla, y una risa de
s, no ahora, no aquí y m
vida, pero los comentarios se volvieron más claros y venenosos, y
rodar en lugar de caminar -se burló una
io me golpe
a respirar más pausado. Mis músculos se tens
, con la cabeza gacha, abrazando sus libros contra su pecho
dieta -dijo otra, con una s
a, una mezcla de rabia y disgust
no meterme en problemas desde el primer
edarme callada y permi
alones para encarar a las chicas. Mi voz salió más fuerte y
rprendidas, como si no pudieran creer que alguien
irada por un segundo, sus ojos grandes y asustados, a
, levantando una ceja, desafiándome
en mi vida, y este tipo de crueldad me resultaba más repugnante que la propia muerte.
vanzar un paso, pero otra la detuvo con una mano en el b
a chica, su tono era un poco menos seguro ahora. Est
por qué no me dejan decirles una broma sobre cómo necesitan humillar
as se miraron entre ellas, como si no supieran qu
supongo era la líder del grupo, con un
no iba a ganar esta vez. Se dieron la vuelta y se alejaron, mu
ca que había sufrido con las "bromas". Estaba allí, todavía con la cabeza
avizando mi ton
que sus ojos estaban llenos de lágrimas que intent
una sonrisa suave, intentando ofrecerle algo de co
ndo su voz. Era un susurro,
espondí. -Nadie merece ser trata
, su voz, temblando
do una mano hacia ella. -Soy Valentina. Y créeme,
ió, tomando mi mano en un gesto qu
interior de la universidad, sentí u
emas, pero si iba a empezar de cero, al men
nclinada, miraba hacia adelante, pe
observar el entorno, cada detalle de la univer
ómago, esa sensación que se tiene cuando empieza
su aparente timidez, algo que me intrigaba. Pero no la presioné, n
momento, pensé que solo se despediría sin decir nada
l almuerzo? -le pregunté con una sonrisa
los míos por un segundo, y v
erviosismo, como si buscara algo de
o, -murmuró después de unos segundos, co
re nosotras. Su respuesta solo había aumentado mi curiosidad. ¿Qué p
hí, -dije con un tono ligero, dándole espac
ero no dijo nada más. Asintió con una leve sonrisa, y eso me bastó. Me despedí con un g
ndo para respirar profundo. Sentí un ligero estremecimiento de adrenalina al pensar que es
po desde mi desayuno. Recogí mis cosas y me dirigí a la cafetería donde consegu
na sombra a mi lado. Levanté la mirada y ahí estaba ella con una b
oz suave, casi como si no estuvie
i bandeja un poco p
na sonrisa, intentando que mi to
como si aún dudara de su decisión. La obser
gua, algo ligero, y me di cuenta de q
ía que este era el comie