An
ida. -Antoine me sujetaba por los hombros, examinado
taban también las voces de
Vienna, tan fuerte que me
ncontrándome con sus ojos m
aquí -
nte, me miraba com
tá aquí, nena? -
onreía como estúpida mien
iraban igual que
club? -Chilló R
a quien se refería. Obviamente las había puesto al tanto de mi fugaz encuentro con
en
da! -gritó Kar
e, intrigado. Estiraba su cuello,
ra incluso más curioso e
re del sombrero -dije, a
o que significaba. Según el montaje, en el siguiente número
nge! -vocif
tras bambalinas, a causa de mi situación
omo la reina que eres, y te aseguro que vas a regresar con ese hombre c
o. No quería
pequeño Ángel -dijo Antoine, a
as el biombo, mientras él buscaba
imágenes de Kendrick hace un año, volvieron a invadirme, tenie
por arriba del biombo un corset de seda y enc
un par de ligueros de encaje del mismo color. Para cubrir el diminuto vestuario y dar ese "impacto" en escena, llev
centró en el maquillaje, hizo un delineado más dramático que el que había llevado en el primer número; pintó mi
inseguridad por salir sola a escena, hasta ese momento. Por un segundo
ie
os de respiración y el resto de las chica
a sonrisa nerviosa a Ethan, uno de los músicos; quien junto con Antoine, me ayudó a subir al piano y a acomodar la bata mientras me recostaba en la fría base y apoyaba los tacones d
nas quedaban a su costado derecho. El telón se levantó, las primeras notas de "Haupe" sonaron y u
esto de mi cuerpo. Debía pasar dicha pierna por el frente de Ethan sin rozarlo ni un poco, mientras él seguía tocando, y después apoyarla al otro lado de él, haciéndolo quedar entre mis piernas, para seguir con otros sensuales movimientos de caderas y hombros; hasta que el saxofonista apareciera en escena, tendi
legó. Dejé caer la bata y avancé, una vez más, por las mesas. Después de unos movimientos
de su cabeza a la mía. Él me respondió con una genuina sonrisa,
ntadores. No había ninguna expresión en su rostro pero lo vi pasar saliva, eso era lo único que necesitaba para saber que se sentía igual que yo, deseoso. Le quité el
rio con la adre
hora
ó mi con
o esa pregunta, había terminado
o, sus manos y su aliento, sobre mi piel; había avivado el morbo y la lujuria que, supuestamente, habían quedado saciadas aquella noche. Por otro lado, la poca coherencia que aún conservaba, me g
asy no era como aquellos lugares, sino un club modesto que había sido forjado con el esfuerzo de Katerina. Aquí las chicas y yo, nos enfrentábamos a la crítica de gente ignorante, retró
lado Milena Rochester era mi "Yo" real, la trabajadora incansable, inteligente, curiosa, divertida e inocente, pero Ange había aportado mucho a mi exis
taba dispuesta a sucumbir ante el deseo que sentía por Kendrick Colleman, pero por
mis cosas a la velocidad de la luz. Aproveché que las chicas estaban sumergidas en una discusión,
ba, otras más que habían salido a fumar, etc. Mi cuerpo se tensó cuando lo vi salir, se veía alterado. Sin pensarlo, aproveché la oscuridad que me regalaba el pequeño callejón, me cubrí con la capucha de mi s
ien? -Se escuc
na sonrisa, mientras apagaba
ngún otro comentario al respecto. Puso en marcha el coche, avanzamos u
estuvo?
rió decir-. Hoy tuve un solo, eso sig
in
hambre? -
n enorme nudo en el estó
muy c
na sonrisa
e aviso cuando lleg
iento y cerré los ojos, perd