An
as mucho este lu
sible -confirmó -. Es
. No entendía por qué me costab tanto trabajo formular la pregunta. Me sentí como
ronca y viril que me p
. -Me encogí
más a una afirmación que a una pregunta -. No pareces
ulsar el aire pausadamente y apretar el puño que tenía s
ue venir sola
nes. - Me encogí de hombros
e gusta -dijo m
o el uno del otro, a través de nuestros ojos. La tensión sexual que se creó entre nosot
de mis pensamientos. Fue directo al grano y
ie
inquirí, sin dejarle ver
omisura de
ntando con su mirada un peque
o había no
ración se volvió pesada. La adrenalina estaba haciendo de las suy
í, ¿Recuerdas?... Para
pequeña "Yo"
rédula de lo que
spectáculo que tanto espe
e, mientras camináb
ente a una puert
o que hay tras la
con algo de duda. Como si de una pregunta d
un pequeña llave que acababa de sacar de la bolsa
te, era como si me hubiera transportado a un lugar distinto. Las paredes estaban pintadas en un color rojo oscuro, tenues luces iluminaban la enorme habitación,
personas que estaban sobre las butacas y camas, todas ellas disfrutando del sexo, desinhibidas. Los gemidos y gruñidos llenos de placer re
n lo que veía y escuchaba, pero mi estúpido veinte por ciento de mojig
a. Y ahora..
me la respuesta. Sentí su
quieres observar?
la piel caliente de mi cu
la voz entrecortada -, pero -Hice una pausa
ite entre mi espalda y mis nalgas. Jadeé ante la sensación. Estaba nerviosa, era la primera vez que estaba en esa situación con un total extraño; pero, mierda, lo d
mis manos subía a su cabeza, enredando mis dedos en su sedoso cabello. Acercó sus labios a mi cuello, besando, chupando
zona más sensible, trazando movimientos circulares con sus yemas. El roce del encaje contra mi clítoris,
harte -susurr
aldita respuesta automática a su petición, liberé mi labio y los gemidos empezaro
soporte que necesitaba. Su pulgar se centró en mi pequeño botón del placer, mientras el resto de sus dedos se deslizaba por la parte interna d
osa, estás tan
hecho del saco y remangado su camisa hasta los codos? Ni puta idea, pero el roce de mi mano con los vello
n ese momento y más cuando otro sonido gutural se esca
apó el lóbulo de mi
ina tensarse, explotando en un delicioso orgasmo. Kendrick llevó dos de sus dedos al interior de mi vagina, estimulando el punto exacto. Gra
el calor en mi interior era incontenible. Lo quería a él, mi cuerpo dema
staba completamente segura de hacerlo. Me conocía bastante bien, sabía que si probaba aquell
sí. Ya ese hombre me había dado mucho más placer del que había pod
stro en su cuello y mordí ligeramente su p
aró ligeramente de mí, cuando sus labios buscaron los míos, fue mi
. -Pese a que todavía estaba sobreexcitada y tr
os entrecerrados,
a técnica y no me había fallado, al contrario, me había evitado muchos corazones rotos a causa de falsas ilusiones; este no era el caso, claro. Era consciente qu
n -susurré sobre mis dedos
algo. Caminé decidida a la salida del lugar, subí a uno de los taxis q
iencia sexual de mi vida, estaba segur