ndri
s semanas regresando cada noche al club ese, con la intención de hablar con ella y hacerle mi propuesta. Una noche; una sola noche, para saciar el deseo que no había hecho
justo el día en que nuestras miradas se encontraron por primera vez, manteniendo
sólo había aumentado mi curiosidad por ella y mis ganas de consumar lo que habíamos
de un pajar, ni siquiera su nombre era real. Había malgastado tiempo y dinero buscando a Ange, una mujer que no existía. Por mome
enos tenía un lugar por dónde comenzar a b
camiento con ellas era prácticamente imposible. Bastaba un mínimo arrebato de mi parte para que me negaran definitivamente la entrada al lugar. Además, los gorilas de seguridad tenían la
día sacármela de la cabeza, por más que lo intentara. Ange, o mejor dicho, Milena, había sembrado el deseo en cada fibra de mí, co
ue deseaba, después de eso, podría pasar la p
arpeta que desvelaría mis pregu
Rochest
imiento: New
: 25
civil:
E 72 St. Lenox
MFA en Dise
Yale, New Hav
rea de diseño y nuevos proyectos en
uno de los programas más selectivos de Yale, buenos ingresos y residente de uno de los mejores barrios del Uptown. Aquello me gritaba dos cosas, inteligencia y dine
ue descubrí en ella una mujer digna y orgullosa. Su actitud sólo había conseguido que me encandilara más, y ni hablar del glorioso
i silla, con la cabeza hecha una
igándome a salir de mi tra
able tener una erección fr
dita
o pensarla me pusiera com
y rápido trabajo, al hombre frente a mí. Liter
bajo como siem
o sob
tras contaba el dinero -. Siempre es un placer hacer negocio
locó sus lentes oscuros
sentaban los fines de semana en ocasiones extraordinarias. Una vez sólo, me permi
r de parejas importantes; la primera en la adolescencia y la última
hombre se lo hubiera tragado la tierra después de registrar a su hija. De su madre, por otro lado, si había fotografías de ella con una Milena pequeña a su lado, su nombre era
o regresó de la Universidad, eso había sido incluso antes, de haber
me dirigí, cómo todas las noches, al Speakeasy. Aquella sería la última noche que me pararía po
ode
por su dulce y húmeda intimidad. Tras nuestro encuentro, ninguna de las mujeres con las que había estado esos últim
como de costumbre. Ordené la botella completa de Macallan, sería una noche larga, no solía re