an
r, mientras recorría el departamento detrás de la rizada que, a paso apresurado
edo hacer ese trabajo, no me veo escribiendo en una
a la oportunidad de colaborar en una de las revistas de la Universidad. No era cualquier revista la que pidió sus servicios. Se trataba de un nuevo y exitoso proyecto que des
e tal oportunidad. Su alegría no voló muy lejos, pues el mismo director de la revista que había reclama
as de un rubio oscuro y pestañas largas, exponían unos ojos azules claros con algunos matices verdes que brillaban de emoción al verla. El rubio recorrió su
a enorme. No era para menos, teniendo en cuenta que semejante hombre la acompañaba, y ella, que no llegaba a los 1.65 metros, obviamente se vería como un
ntal pudo notar como el aire del chico que, antes era divertido y algo despreocupado, se conve
, solo llevaba un mes y medio ahí-. Sí, no me mire extrañada. He investigado su trayectoria en este corto tiempo: tiene notas muy buenas, asiste siempre a clases y se destaca en estas, ad
rselas cuando aquel joven hablaba de su monótona vida, esa que había
y te lograras meter en ese "mar susurrante", consiguiendo además, que cada lector lo hiciera contigo -los ojos azules del joven la mir
a qué se deben tantos halagos y el porqué de esta inusual "re
evista: "Luxury Voices", específicamente en la parte de sociales. Necesito alguien que interactúe con los lectores. Escribirán a la sección "Charming G
miraba extrañada. Su ceño estaba fruncido. La mente de l
mo
nse
a?", casi rí
local, quería irse lo más rápido posible de aquel café. Lo dejó con la palabra en la boca. A lo q
del café cuando un golpe violento contra algo duro frenó su paso. Se tambaleó un poco y casi cae, pero unos brazos fuertes la sujetaron por los hombros. Miró hacia arriba, había chocado con un chico alto de cuerpo esculp
usta ese nombre. Se oy
Chantal de sus divagues mentales respecto a e
a mascarilla verde, y sentada en su, "trono", como le decía ella al llamativo mueble, se dispuso a dar su opinión-. Creo que eres idiota "Chanty". Acabas de rechazar una oportunidad por
y más de uno?", se
que salió corriendo como si le hubieran propuesto matrimonio -se m
común del campus. Era increíble lo similares y diferentes que eran. La rubia era despampanante. En cambio Amber era más sencilla, pero igual de
vo donde se planteaba si de verdad su lema de no creer en el amor, iba a ser más fuerte que los deseos de realización profesional. Por una vez debía dejar de ser tan egoís
cial. Además sería divertido ver los absurdos comentarios de las "desesperadas" que escribirían a la revi
en de una sociedad
nción-. Lo haré. Me disculparé con el tal Derek y le pediré otra oportunidad. Mañana lo busca